viernes, 17 de agosto de 2007

12-08-07: Hambre

Tras comprobar que ir a la buena de dios no tiene un porcentaje muy elevado de éxito, decidí volver a la gasolinera y hacer las correspondientes preguntas de turista perdido.

Le mostré el papelito con el nombre del banco que me había escrito el recepcionista al chico que trabajaba en la tienda de la gasolinera y me dio un par de indicaciones.

Debí entenderlas totalmente mal, porque tras 5 o 10 minutos andando en lo que yo creía que era el camino correcto y tras verificar que cada vez parecía la cosa un poco mas como residencial, pregunte a un par de personas en una parada de autobús y me dijeron que diera la vuelta y que lo que buscaba quedaba un poco lejos, esta vez dándome otras instrucciones un poco mas precisas.

Por el camino y con la idea de que preguntar a un par de rubias cuando menos es entretenido, pare a otro par de noruegas para asegurarme de que no había metido la gamba otra vez. Afortunadamente esta vez no me hicieron cambiar de dirección y me indicaron amablemente que siguiera el camino por el que iba y girara a la derecha en otra rotonda mas adelante.

Haciendo lo propio, llegue al Fana Starebank (y no Fana Starre Bank como decía mi papelito) para encontrarme con otro problema. ¡No había cajero!

¿Pero como no va a haber cajero? ¿¡Que especie de invento de banco es este!?

Al no encontrar cajero en la pared (como en casi todos los bancos) supuse que habría la típica puerta con tirador que lleva a una salita con el cajero, pero las dos puertas con esas caracteristicas que encontré llevaban al interior de las oficinas. Mirando a través de la puerta principal tampoco pude ver nada.

Ya me había acordado de medio árbol genealógico del hindú que me había enviado aquí cuando me fije en otra especie de puerta sin tiradores junto a la puerta principal. En vez de tirador y tras fijarme un poco, tenia un dispositivo lector de tarjetas al lado de la puerta.

Supongo que tener una imagen mental de lo que buscas no siempre es buena idea.

Pase mi tarjeta de la general por el lector ¡y se abrió!

Si se abre es porque reconoce la tarjeta y si reconoce la tarjeta puedo sacar dinero.

Lógica básica de primero de carrera.

...

Los noruegos no fueron a mi facultad.

Cuando me puse delante del cajero no pude evitar esbozar una sonrisa mientras observaba por tercera vez el mismo tipo de maquina que llevaba dos días rechazándome tarjetas.

Después de tres experiencias ya podía ver las diferencias: lo único que cambiaba en el programa era una especie de cartelito en la parte superior de la pantalla que mostraba el nombre del banco en cuestión. Todo lo demás, los dibujos, las letras, el orden, era el mismo.

Con resignación volví a tratar de obtener dinero con la leve esperanza de que el hecho de que la puerta se abriera tuviera algún significado. El único que se me ha ocurrido hasta ahora es que los noruegos tienen un sentido del humor muy cabrón.

Derrotado, me senté en las pequeñas escaleras frente a la entrada del banco a escuchar mis tripas rugir. Debía llevar algo mas de una hora dando vueltas por Bergen buscando cajeros que no querían saber nada de mi y de mi tarjeta cutre y española.

Tras un buen trago de agua de mi botella salvavidas, me levante y me dirigía a una especie de tienda de chucherías llamada Mix (o eso creo recordar) que estaba casi enfrente del banco. Tras preguntar por OTRO banco que hubiera por ahí cerca o un cajero que me pudiera servir a uno de los chavales que trabajaban dentro y que estos hablaran con un señor que estaba allí comprando bollería, me dijeron el nombre de otro sitio al que ir, pero no entendí bien el nombre (posiblemente sería Rema 1000, pero con el “mil” dicho en noruego…).

Le conté mi problema y se ofreció a sacarme dinero en la misma tienda con su lector de tarjetas, pero tras intentarlo un par de veces pudo ver de lo que le estaba hablando.

Desistiendo, me dio indicaciones para llegar a ese otro sitio (un centro comercial) cuyo nombre yo no comprendía. Después de darle las gracias, tome el camino y tras un rato de seguir sus indicaciones llegue otra vez a la gasolinera.

Seguramente el chico me había enviado al primer sitio donde encontré un cajero con toda su buena voluntad, sin saber que ya me había llevado el primer palo allí.

Como ultimo recurso, probé a pedirle a una chica en la tienda de la gasolinera que viera si podía usar la tarjeta allí para comprar aunque fuese con los mismos resultados que en los cajeros y en la otra tienda.

El camino de vuelta a Fantoft, con todo lo hermoso que podía tener, se me hizo interminable.

2 comentarios:

tresky dijo...

Pero bueno ...
no has comido aun nada más que dos patatas fritas¡?

a ver cuando pones un post con comida en condiciones, que a mi me da hambre de leerte !!
(ojo con malinterpretar ¬_¬)

Jonatan-Norway dijo...

joer, te juro que si no lo llegas a decir no se me habria ocurrido malinterpretarlo xDDDD la comida en condiciones aun la estoy esperando, la verdad, pero de momento sobrevivo ^^U