jueves, 16 de agosto de 2007

11-08-07: Habitación

Tras un breve paseo hasta el bloque E subo a la quinta planta y abro después de varios intentos la puerta de mi habitación.


Digo varios intentos porque las llaves aquí en noruega hay que girarlas para el lado contrario que las llaves españolas, o al menos las de las zonas comunes para los cuartos.

Una vez dentro encuentro a Rokas, un chaval de Lituania que parece salido de una película de surfistas. Alto, rubio, con melenas, sonrisa permanente. Solo le faltaba estar moreno, llevar el mono de neopreno y la tabla de surf.

Si le pregunte que es lo que estudiaba, ya no lo recuerdo, y de momento no se si hace surf, pero lo que si le gusta definitivamente es pescar. Afirma haber empezado a estudiar ingles hace dos meses, pero lo cierto es que habla y entiende el inglés perfectamente bien.

El muchacho había llegado el día de antes y le había dado tiempo a comprar papel higiénico.

Bendito seas Rokas, porque venia con un apretón en el cuerpo que me iba a matar, y sin papel… mejor no pensar en ello.

Por cierto que la forma que tiene este chico de decir Rokas es muy complicada, así que creo que le voy a ir llamando Rock, que además suena como más cool. Supongo que no le importara mucho, y además eso tiene que atraer a las niñas cosa mala.

Total, que el bueno de Rock me enseña lo poco que hay que ver en la zona común, dos armarios que tienen por puertas unas cortinillas junto a la puerta de entrada (uno de ellos ya ocupado con su ropa), el baño que queda conforme entras a la izquierda, pegado a mi cuarto, y la pequeña cocina con una mesa supuestamente para comer dos personas, mas un pequeño frigorífico.

Todo esta hecho con madera clara bastante amigable, aunque se nota que hace años que esta eso en funcionamiento. Solo hay que mirar las pintadas de estudiantes de otros años en los ascensores o en las puertas para adivinar el tiempo que pueden tener esos cuartos. Aun asi, no es menos de lo que esperaba, por lo que no tengo ninguna queja.

El cuarto de baño apenas tiene un retrete, un lavabo y una zona separada por una cortina con una pera de ducha. No hay plato de ducha o bañera, el cuarto en si es la ducha, al estilo de los baños japoneses en los que la ducha en si es un cuarto, mezclado con el estilo europeo de tener la ducha junto al retrete. Muy práctico y muy internacional.

Tras un breve vistazo abro por fin mi cuarto, que también tiene llave como era de esperar.

Decoración de madera, llena de huecos y cajones, espaciosa, con una cama mas grande de las que suelo ver en granada (tamaño noruego, como diría mi madre) y para la que mi funda se queda algo corta, una silla de oficina bastante buena, un “pseudo-sillon” y una mesa baja apoyados en el mobiliario, un radiador frente a un ventanal tan alto como la misma pared adornado con cortinas de colores y una lámpara sobre un escritorio que ocupa una de las paredes completa con estantes igual de anchos sobre el mismo.

Dejo mis maletas allí, apago la luz y cierro con llave para dirigirme de vuelta al bloque A a recoger la almohada y el cobertor con una sonrisa en la boca.

Me encanta mi habitación.

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