Para los que se pregunten como llevo los exámenes la respuesta es la misma de siempre: mal. Yo soy una de esas personas que no importa las patadas que le de la vida, nunca aprende. Aún así, en estos días de tensión estudiantil y ataques varios de incremento manual de la calvicie siempre hay momentos para respirar un poco (léase perder el tiempo) con tan sólo dirigir la mirada a la ventana, ya sea para ver pajaritos:
para descubrir como ligan las gaviotas (y que hay algunas que se hacen las estrechas):
o para ver como los estudiantes de aparejadores que viven en Fantoft se llevan los deberes a casa:
Y es que las ventanas de la gente dan para mucho aquí en Fantoft, desde disfrutar de las vistas:

hasta llamar al vecino ese que nunca sale del cuarto:
Nota: el pobre Guido tenía que estudiar.
Aunque a veces no hace falta ni mirar a la ventana para encontrar cosas que llamen la atención de uno. A veces no hace falta ni salir de casa:

Sí, esa es la puerta de mi compañero de piso. Llegar a casa y encontrarse algo así es, cuando menos, entretenido...
Otras veces lo que puedes hacer en casa también lo puedes hacer fuera de ella, en el bus por ejemplo:
Nota: Lástima que Guido sea un chaval del año pasado, de verdad que me he quedado con ganas de conocerlo...
Y dado que ya he echado bastante rato de perder el tiempo, voy a volver al estudio... uy, si ya es la hora de la cena... Qué remedio, habrá que dejar el estudio para después... jejeje
Ale, un saludo a todos desde Noruega (y perdón por la chorra-entrada). Otro día, más.