viernes, 24 de agosto de 2007

24-08-07: Parón por exámenes

Bueno, al fin he terminado de contar el segundo dia en Bergen! No veas lo que ha costado... ahora tengo que recapitular mucho y ver si puedo recordar y apuntar las notas generales de lo que han sido estas dos semanas, pero no creo que las vaya a contar con el mismo nivel de detalle que he puesto los dos primeros dias, basicamente porque asi no voy a terminar nunca y tengo una vida que hacer aqui despues de todo...

Pero de momento lo que voy a dejar es el blog sin actualizar durante al menos 1 mes. El dia 25 a las 6:15 de la mañana (es decir, casi como esta noche) tomo el avion de vuelta a España para hacer 4 examenes la mar de bonitos, uno por semana, tocandome volver el dia 22 de Septiembre a Bergen, dos dias despues del ultimo examen.

En vez de tirarme de los pelos, reaccion que ahora mismo me parece totalmente natural, voy a tener que apechugar y empezar a estudiar para el primer examen. Si, empezar, porque aunque esta semana al menos deberia haber estado estudiando como un condenado, he estado ocupado en otras cosas (como este blog, sobrevivir en Noruega, o estar un poco de cachondeo por ahi, por ejemplo...).

Como me da pena dejar esto asi tirado con un simple "Ya escribire otro dia", he decidido poner un par de videos que grabe en los ultimos dos dias y de paso contar un poco por encima lo que he hecho (asi tengo menos trabajo luego):

22-08-07: Plaza de la Piedra Azul (Bergen)

Al dia siguiente del viaje a lo alto de la montaña, de la cual Alvaro NO bajo a pie, yo estaba hecho pedazos, por lo que me levante a las mil. Afortunadamente no tengo clases los miercoles (de momento), asi que tras desayunar algo (si, de verdad, ya puedo desayunar, no os asusteis por los dos primeros dias) hice un par de llamadas con el telefono de la habitacion, que es gratis si llamas dentro de Fantoft, para no encontrar a nadie excepto a Lovise. Le pregunte si estaba libre esa mañana y si queria bajarse al centro a dar una vuelta o algo y cometio el error de decir que si. Apenas fuimos a arreglar unos cuantos papeles, sacar dinero por mi parte y cosas asi. Viendo que esta muchacha es un poco sosa cuando la alejas de Anna, me dio por chincharle un poco con la camara, ya que por lo visto comparte la misma repulsa a salir en fotos que la mayoria de estudiantes de fotografia.



Creo que la cara que pone en el video pone lo suficiente de manifiesto lo mal que le tengo que caer ya... Por otra parte, en el video puede verse la "Piedra Azul", que es una especie de losa tamaño familiar azulada que por alguna razon adorna una plaza en medio de la zona comercial de Bergen, con un monton de gente sentada sobre la misma. La piedra, mas que un monumento, es un banco gigante. Por otra parte se me escucha a mi y a mi ingles cutre-salchichero comentando el buen tiempo y persiguiendo a la pobre Lovise, que no debe haberle hecho nada al mundo para merecerse lo que le ha caido conmigo.

Esa misma tarde me fui con Lovise al cuarto de Anna a "cenar" a las 4 una mini-sopa que apenas dio para 4 cucharadas y media y que me dejo mas hambriento que al principio, mientras que la mitad de españoles de Bergen aprovecharon el buen tiempo para irse a visitar un fiordo precioso y nadar en el... La proxima vez me voy con los españoles.

23-08-07: Høyteknologisenteret (High Technology Center)

El jueves si que tuve clase, y aprovechando el buen dia me lleve tambien la camara encima, para no sacar ni una sola foto. Las clases son de dos horas, pero realmente son como 1 hora y media como mucho, ya que van por ejemplo de 12:15 a 14:00, con descanso de 15 minutos a las 12. Aprovechando ese descanso, decidi sacarle un video a las aulas en las que damos clase... ¿5 personas a la vez? El video no tiene desperdicio para el sistema educativo:



Grande eh? Acabais de ver la Grupperom 2103, pero en realidad el aula en la que deberiamos dar clase es la 2101, mayormente esta:



¡Que pedazo de facultad Daimiel! Pero no os asusteis, hay otras aulas mas grandes llamadas "auditorios" donde caben quiza unas 50 personas en las que tengo al menos una clase. Naturalmente, cuando dices 50 personas en informatica quieres decir 48 tios y 2 tias, maravillosa proporcion que me lleva constantemente a preguntarme por que escogi esta carrera.

El Høyteknologisenteret en realidad es un edificio grande a mas no poder, lo que ocurre es que el area reservada a informatica (o por lo menos las aulas) es minuscula, estando la mayor parte del edificio dedicada a la biologia marina y demas. De hecho, la mitad de mis compañeros son matematicos en vez de informaticos. Por otra parte, lo de "alta tecnologia" es una cosa que te preguntas seriamente la primera vez que entras, o por lo menos yo, porque me encontre el edificio en obras, y cuando aqui dicen obras no tienen los clasicos andamios metalicos de españa, sino medio edificio cubierto en chapó o madera o lo que sea.

Quieras que no, una entrada que parece un trozo de cabaña y un ascensor forrado en madera no evocan la idea de la "alta tecnologia" (ni inspiran mucha confianza en tu propia seguridad). Ayer ya habian quitado la "entrada de cabaña", asi que seguramente el ascensor estara sin forraje cuando vuelva a finales de septiembre, por lo que no lo podreis ver, se siente.

Esa misma tarde se me volvio a presentar la opcion de irme de cenas internacionales con otra noruega mas (Katerina, ya hablare de ella) o irme con media España al mismo fiordo a hacer barbacoa. Viva España.

Tras una hora en el Lidl, nuestro grupo italo-español tuvo un follon con las cuentas de agarrate y no te menees (demasiada cerveza), para despues ir al fiordo de marras. Como el dia estaba un poco nublado, en un principio se dijo de ir a Fantoft en vez del fiordo, por lo que no compre la sidra de pera que compro aqui a modo de sustituto de la cerveza, ya que tenia en mi nevera. Sin embargo, al final se decidio que fueramos al fiordo, ya que esta al lado del Lidl y quieras que no es mas bonito, por lo que despues de acompañar a esta gente al fiordo, con castillo de Mete-Marit (o como se escriba) incluido, para saber donde estaba, tome el camino de vuelta a Fantoft en busca de mi bebida y de Charlotte, que me habia escrito al movil para ver si habia plan de algo.

El camino de vuelta a Fantoft era doble. Podia coger el que conocia yo gracias a una historia que aun no he escrito aqui y que era mas largo desde el fiordo pero mas corto desde el Lidl, o el que conocia toda esta gente y que me perderia seguro pero que era mas corto desde el fiordo, asi que cogi la opcion que me dejaria en Fantoft antes del dia siguiente. Craso error.

Por el camino me encontre a Noemi y su tropa de expedicion canaria, que venian del Lidl cargadas con comida para un mes cagandose en que no hubiesen "guaguas" que lleven del Lidl directamente a Fantoft. Como soy un caballero (o tonto, creo que mas o menos es lo mismo), me ofreci a llevarles algo. Por ejemplo, el pack de 6 botellas de litro y medio de agua, algo que normalmente no supone gran problema si no tienes que subir cuestas durante 20 minutos.

Cuando por fin toque a la puerta de Charlotte estaba para hacerme una foto de esas que hacen que tu madre las vea y se sienta orgullosa de su hijo el deportista (= "estaba hecho un asquito"). Asi que tras cambiarme un poco y coger dos latas de sidra, cogimos el camino hasta el fiordo para disfrutar de unas vistas estupendas y un cachondeo internacional entre españoles, italianos, franceses, austriacos y alemanes la mar de saludable. Naturalmente, los españoles nos hicimos notar, especialmente cuando Elo y Cristina dijeron de irse a nadar al fiordo en medio de la noche entre aplausos y animos de media Europa ahi presente. A la vuelta, carreras de carritos del Lidl con pilotos "voluntarios" y accidentes varios. Tengo que pedir fotos de esta noche.

En fin, poco mas que decir, excepto desearme a mi mismo suerte para mis examenes. Nos vemos en Septiembre!

12-08-07: Cena Internacional #1

Después de un rato de bromas y risas varias, sin duda nuestra mesa de juego improvisada se había vuelto popular para la poca gente que podía verse pasando cerca de recepción en ese momento, por lo que en nada de tiempo un curioso (como yo) se acercó a ver lo que pasaba.

Se trataba de un chaval asiático de rasgos no muy pronunciados, pelo rubio medianamente largo(tintado, espero), quizá un poco mas alto que yo y vistiendo un tanto veraniego para el tiempo que hacía (pantalones cortos estando a 16 grados…).

Lo primero que me pasa por la cabeza: este es japonés. Después de ver los mundiales de fútbol en los que SIEMPRE hay un japonés con el pelo tintado de naranja, éste tenía toda la pinta de venir de alguna isla de esas.

Después de preguntar un poco a que estábamos jugando llegan las esperadas presentaciones. Lo primero que entiendo es Hyuga. Ya está, japonés de tomo y lomo.

Le pregunto para confirmar y me dice que es de Hong Kong. Algo falla aquí.

Le digo que su nombre parece japonés y me corrige, no se llama Hyuga, se llama Hugo (como Hugh Grant, nos explica), pero como el muchacho tiene este acento americano cerrado pues a veces cuesta un poco pillar lo que está diciendo.

Claro, ahora ya la cosa tiene más sentido. Si te llamas Hugo y tienes acento americano, por supuesto que tienes que ser de Hong Kong.

...

Ni de coña.

Hasta él tuvo que admitir que yo tenía más pinta de ser de Hong Kong. Viendo la cara que estaba poniendo de bloqueo general del sistema, el bueno de Hugo nos explica que es una larga historia internacional de sus padres (no se si tan complicada como la mía) y que no nos preocupásemos.

Pasando página, decidimos que lo mejor era enseñarle a jugar y echar unas risas antes que quedarnos con cara de tontos el resto de la tarde-noche. Esta vez Anna se sienta junto a él y le explica cómo funciona el juego sobre la marcha igual que hizo conmigo antes.

Por desgracia para él, ésta era la primera de una serie de partidas en las que Anna se volvió la encarnación del gafe absoluto no sólo para ella, sino también para cualquiera que estuviese haciendo pareja con ella. De todas formas, para aprender a jugar no hace falta ganar.

En este punto de la tarde-noche creo recordar que la chica que me había dado las sobras de la bienvenida de estudiantes termino de recoger y se marchó, un grupo de alemanes se sentó en la mesa de al lado y comentaron algo con las noruegas, aunque sin llegar a juntarse con nosotros, y sobre todas las cosas, lo que recuerdo perfectamente es que la gente empezó a fijarse en las dichosas sobras que llevaba conmigo. Básicamente, había hambre, así que las uvas y los chilenos empezaron a desaparecer de la bandejita de plástico que contenía mis preciadas raciones de supervivencia.

Después de la partida de introducción de Hugo al “Idiota”, en la que aparte de perder pudo demostrar que es un chaval la mar de simpático y abierto, nada parecido a la clásica imagen que tenía de alguien de China (según él, China y Hong Kong no son lo mismo), apareció su compañero de cuarto, también de Hong Kong.

Este tenía mas pinta de ser de Hong Kong que el otro. Más serio, calladito, bajito, pelo negro como el tizón, sus gafas… más poquita cosa por así decirlo. Tenía pinta del clásico trabajador de oficina de las películas.

Le preguntamos su nombre, como era de esperar. No tarda en venir la expresión de estupefacción a nuestras caras (o al menos la mía).

Apolo.

Se llama Apolo.

Como el Apolo XIII.

¿Qué demonios fuman en Hong Kong? Es decir, conoces dos tipos de Hong Kong y se llaman Hugo y Apolo, que no sólo son los nombres menos asiáticos que conozco, sino que son hasta difíciles de encontrar en Europa (a lo mejor en Grecia no es tan difícil encontrar un Apolo pero…). Si se hubieran llamado Lin y Chen el mundo seguiría siendo un sitio “normal”.

Tras unas cuantas bromas acerca de la divinidad de nuestro nuevo jugador en la mesa (tenía que hacerlo, lo siento mucho), ahora le toca perder a él. Quiero decir, ahora le tocaba que Anna le enseñase a jugar.

Esta vez la partida fue un poco más allá en rarezas, ya que Hugo tuvo que marcharse una vez que tuvo su mano servida, dejando a Lovise supervisando su partida. De alguna forma, se las apañó para ganar sin ni siquiera estar presente. A eso le llamo yo ser un crack.

Cuando volvió Hugo, la preocupación me invadió, no por el hecho de que ganara juegos sin jugar, cosa que no podía importarme menos, sino por el hecho de que cuatro personas estaban fundiéndose alegremente lo poco que tenia para comer. Lo que fácil viene, fácil se va, pero eso no significa que te tengas que quedar tranquilo mientras se va.

Finalmente decidí dejar de lado mi estómago para no ser descortés y disfruté de una agradable noche (que ya era de noche) de bromas internacionales y locuras varias por parte de las noruegas, entre las que destacaría lo que le pasó un par de noches antes a Anna (aparte de ser de lo poco que recuerdo ahora mismo). Al parecer recibió una llamada en medio de la noche de algún miembro no identificado de Fantoft con problemas de garganta, porque tenía una voz extrañamente cavernosa y gutural mientras decía “ABRE LA PUERTA”.

Después de los 5 minutos obligados de partirse de risa, el “ABRE LA PUERTA” pasó a ocupar uno de los primeros puestos de bromas favoritas para usar con estas muchachas durante al menos un par de meses.

Nota mental: en los próximos 10 meses tengo que hacer una llamada a un número de teléfono aleatorio de la residencia y soltarle eso a alguna chica.

Tras un rato de cachondeo y quedarnos solos frente a recepción, Anna pensó que era el momento ideal para hacer el truco del saludo, algo así como girarse y saludar como si conocieses a alguien en la calle, que debía estar desierta en ese momento.

No lo estaba.

En ese mismo momento, Anne se dirigía tranquilamente a su bloque para descansar después de un largo día de hacer todo lo que tiene que hacer un estudiante Erasmus en las primeras semanas de estancia en un país extranjero cuando escuchó como alguien, a voces y entre risas, saludaba desde recepción. Menos de un minuto después, se encontraba en una de las mesas de madera delante de recepción hablando con dos chavales de Hong Kong con los nombres más extraños que puedan tener dos chavales de Hong Kong, un español que tenía más pinta de ser de Hong Kong que al menos uno de los dos chavales de antes y dos noruegas, una de las cuales estaba roja como un tomate.

Se trataba de una chica más alta que yo, rubia con el pelo recogido en una cola, delgada y con un lenguaje corporal propio de una mujer adulta, lo que en cristiano quiere decir que posiblemente fuera la más cuerda y sensata de esa mesa. Lo que no quitaba que tuviese hambre como todo el mundo en ese momento. Desgraciadamente para mi, cinco personas acabaron esa noche con lo que quedaba del racimo de uvas que me habían dado unas dos horas antes. Además, confirmé esa noche que acertar la nacionalidad de la gente no es mi especialidad. Igual que tomé a Hugo por un japonés, esta vez tomé a Anne por una alemana, aunque esta vez basándome en su acento.

Ni qué decir tiene, el único acento que soy capaz de diferenciar fácilmente es el español, cosa que sé con seguridad ahora que han pasado dos semanas de equivocarme, pero que en aquel momento, en mi inocencia, no podía saber.

Anne nos explicó que era francesa (quizás de París) y que su inglés no era muy bueno, aunque para mi era bastante mejor que el de muchísima gente. Supuestamente también sabía bastante alemán, quizá la razón por la que la había confundido con una alemana por su acento (aunque sigo pensando que simplemente es que no tengo ni idea de acentos).

Tras las presentaciones y explicarle mi maravillosa e ideal situación, la muchacha me ofreció amablemente que subiera a su habitación a pedirle comida si estaba en un apuro, ya que ella y su compañera alemana (esta sí) tenían básicamente de todo. Por supuesto, ahora que había surgido el tema, lo que tocaba era hablar de comida.

En medio de la subsiguiente conversación, las noruegas levantaron el chiringuito y se fueron a sus respectivos cuartos, supongo que por la misma razón por la que yo hubiera hecho lo mismo: mis tripas estaban empezando a rugir. Hugo y Anne estuvieron intercambiando sus respectivos vastos conocimientos culinarios con alguna que otra breve intervención mía y de Apolo, que creo que debía tener más o menos el mismo nivel de hambre que yo en ese momento. Hugo, confesándose un amante y conocedor de la cocina europea (sobre todo francesa e italiana), demostró sus conocimientos de francés ahora que tenía oportunidad con Anne, ya que había estado estudiando el idioma durante un año o dos.

Todo esto dio para una agradable conversación hasta que llegó el momento en que todos pensamos que teníamos el suficiente frío en el cuerpo como para querer ir a dormir. Hugo apuntó el número de habitación de Anne como había hecho antes con Anna y Lovise, cosa que tenía que haber hecho yo también y en la que no caí en ese momento, y nos dispersamos finalmente.

Cuando llegué finalmente a mi cuarto, observé durante unos instantes el botellín de agua a medio terminar y la bandejita de plástico con apenas 3 o 4 uvas de tamaño minúsculo, una veintena de “chilenos” que no estaba dispuesto a comerme, dos caramelos tipo “Sugus” y medio paquete de galletas María (bueno, Marie aquí) que adornaban mi mesa.

Al fin tenía algo para desayunar.

miércoles, 22 de agosto de 2007

21-08-07: (Inciso) Y alguno de arriba dijo "QUE HAGA SOL YA LEÑE" (2ª Parte)

Y aqui dejo lo que son los videos de la tarde, mas cutres si cabe que los de la mañana, donde se ve mi super-hiper-mega-nivel-oseaaaa de ingles alguna que otra vez. Lo malo de estos videos es que no he presentado a nadie aun, ya que eso va en medio de la semana y aun no he pasado del primer fin de semana (perdon). Voy a tener que ser un poco menos detallista por mucho que me pese o estare contando todavia mi vida en Bergen desde el asilo :S

Visita al mercado de pescado (Bryggen):



Aqui un pequeño video recorriendo el mercado de pescado, uno de los principales centros turisticos de Bergen. Yo, en vez de fijarme en los sitios turisticos, me dedicaba a martirizar a la gente que habia cometido el error de dejarme acompañarlos (soy lo peor). Eso si, este video me sirvio para descubrir que el microfonillo que tiene la camara esta para captar sonido funciona regular nada mas, ya que a Roberto por mucho que me esfuerzo no puedo oirlo :P

Funicular:



Un pequeño video dentro del funicular, para que os hagais una idea de como era. El chaval que dice que no se baja andando es Alvaro, la chica que saluda es la francesa (Charlotte), el chico detras de ella es Quike y el que se le ve desde abajo es Santi, siendo todos los españoles informaticos (estamos por todas partes) y creo que de Ciudad Real o cercanias. Hay que ver para lo que dan 30 segundos de video ¿eh?

Primer vistazo al mirador:



Nada mas bajar del funicular y asomarte al mirador te encuentras esto, estas en la cima de ese trocito de mundo. Lo malo de este video es que lo pille un poco con prisas y puede marear un poco al verlo :/

Segundo vistazo al mirador:



Ahora con un poco de mas calma y con mini-visita guiada. Ingles de curso ceac barato y la mega-rotonda magica de Bergen cuando apunto a Quike. Noto lo de la rotonda porque me he fijado en que no le he sacado foto y no tengo muchas ganas de volver a subir hasta alli para sacarla, sobre todo porque el funicular cuesta 35 coronas por viaje (eramos 11 y nos hicieron rebaja por grupo hasta 28 coronas, pero aun asi...) y porque esta situacion de tiempo totalmente despejado seguramente no se volvera a repetir en la vida :/

Bajando a pie, conversacion de tios:



Al final, Alvaro tambien bajo a pie (EDIT: vale, no lo hizo, fallo mio :P). Yo por mi parte fui un poco retrasado porque iba sacando fotos de todo, ya que toda la bajada es un zig-zag por la montaña rodeado de arboles que es una gozada de hermoso. Como por el casi-final (creo que habia dos muchachas españolas detras) estaba acompañado por Pedro, un chaval de Valencia, y dos tios andando juntos por la montaña sin decir tonterias y hablando de mujeres queda un poco guei, decidi arreglar la situacion como pude. Ni que decir tiene que verse a uno mismo soltar tantas bufonadas hace que me replantee un poco mi actitud... durante un par de segundos xD

A ver si la proxima vez termino ya la historia del dia 12...

PD: He cogido una de las fotos de hoy y la he puesto de titulo, que estaba un poco triste antes... eso si, la edicion creo que me ha quedado un poco como el culo, voy a tener que ponerla como dios manda en otro momento, pero ahora mismo son las 2 y media y va tocando dormir :P

martes, 21 de agosto de 2007

21-08-07: (Inciso) Y alguno de arriba dijo "QUE HAGA SOL YA LEÑE"

...y se hizo la luz.

Se que deberia seguir con la historia del sabado del domingo 12 (que ya le falta poco que contar), pero voy a hacer un pequeño inciso aqui porque hoy ha hecho un dia de p*** madre. Desde que me he levantado ha hecho sol y no he visto ni una nube, cosa casi milagrosa despues de una semana entera de nubes y lluvia sin parar.

En clase casi me duermo, pero eso es lo de menos, lo importante es que en ella me he cruzado unos cuantos compañeros españoles de Fantoft y hemos dicho que con el dia que hacia era una pena no coger y subir a una montaña a ver todo Bergen desde un mirador que hay en la punta, al que se llega mediante funicular. Y como de penas no vivimos los españoles...

El caso es que hoy he sacado la camara por primera vez desde que estoy aqui y he aprovechado para sacar fotos a todo lo que se moviera, aparte de unos cuantos videos. Como soy el informatico mas torpe que conozco y tengo unos fotones que da miedo verlos de lo grandes que son (2 megas por barba), son un monton y no tengo ganas de ir 1 por 1 disminuyendolas de tamaño (aunque al final lo tendre que hacer), y basicamente no se donde subirlas (lo mismo me pasa con las fotos de Londres, perdon para el que las esperara), os tendreis que conformar con mis cutre-videos de fantoft y del paseito que me di por Bergen y la montaña cuyo nombre no recuerdo con medio grupo de españoles que conozco de aqui y una francesa que se apunto en el ultimo momento.

Fantoft (desde el aparcamiento):



Aqui podeis ver (aparte de como me aparto para que no me atropellen) como es mas o menos el sitio donde he ido a parar en un dia de sol (que es lo mas raro del mundo). Ademas, una chavala de California que conoci hace dos noches en una especie de cena internacional hace una aparicion estelar en el video (un poco sosa pero algo es).

Fantoft (infiltrandome en mi bloque):



Esto es lo que pasa cuando pillas una camara y te da por hacer el friki en el ascensor de camino a la puerta de tu habitacion... el video iba a ser mas largo pero llamo una noruega por telefono y estaba feo. En un principio la chavala dijo de venir al funicular, pero luego la llame y no estaba asi que...

Fantoft (mi cuarto):



¡Y por fin lo que todos estaban esperando! ¡Yo haciendo el indiota! Perdon, queria decir, ¡Yo haciendo el indiota EN MI CUARTO! Un paseo general por la casa en la que se aprecia lo marrano que esta esto y el pedazo de orden que tengo para todo (luego me quejare de los demas).

Los videos del resto de Bergen son muy cutres y tengo que subirlos al youtube aun, asi que tendreis que esperar a la proxima entrada.

¡Ale, que disfruteis de las vistas!

lunes, 20 de agosto de 2007

12-08-07: Juegos de cartas

Sentadas en una de las mesas delante de recepción (mesas de madera del tipo que puedes encontrar en alguna zona de picnic, con los bancos incluidos) se encontraban dos muchachas jugando con una baraja de póker un tanto peculiar, ya que en vez de las típicas figuras de toda la vida para la sota/jack/J, la reina/queen/Q y el rey/king/K (viva la internacionalidad) habia una especie de dibujitos en plan cachondeo sacados de algún cómic como Superlópez o similar noruego.

Llevaba como un par de minutos observando la partida y aun no llegaba a comprender como funcionaba.

Podía observar que cada jugador tenía seis cartas en la mesa y al menos tres en la mano. De las seis que había en la mesa, tres estaban boca abajo, y sobre ellas las otras tres boca arriba.

Cada turno, un jugador ponía una o varias cartas en una pila de cartas boca arriba, dejando a veces esa pila sobre otra pila de cartas boca abajo (usadas) y otras recogiendo las cartas para añadirlas a su mano. Si después de poner carta/s el jugador tenia menos de tres en su mano, sacaba las cartas que faltaran para tener tres del mazo de cartas sobre la mesa.

Una vez que el mazo se había acabado y las cartas de la mano también, los jugadores empezaban a coger de las 6 cartas que tenían sobre la mesa, usando primero las que estaban boca arriba y finalmente las boca abajo.

Como con solo observaciones no se puede conocer un juego y ávido de conocer gente para algo mas que pedirles dinero, comida o papel del culo (como diría mi madre), me acerque un poco mas y le pregunte a una muchacha a que estaban jugando. Tras explicarme que se trataba de un juego noruego, tuve las obligatorias presentaciones con las chicas. Se trataba de dos noruegas que no se ajustaban al estándar, es decir, no eran rubias (miento, una de ellas si), no eran altas y no eran impresionantes, pero la verdad es que eran muy simpáticas y un poco locas, cosa que a mi al menos siempre me alegra la vida.

La chica a la que pregunte, Anna, es una chica rubia algo rellenita que parece estar dando saltos todo el día, con una flexibilidad envidiable y un chiste en la boca siempre listo para salir. Enfrente de ella tenia a Lovise (se pronuncia casi igual que Luisa), una morena delgadita bastante mona, un poquito mas seria que la otra (lo cual significa que también esta un poco loca, pero dando menos saltos) y con un miedo obsesivo por las abejas la mar de divertido cuando tienes ganas de chinchar a alguien (creo que después de la 4ª vez que le dije que tenia una abeja en alguna parte empezó a odiarme en secreto…), lo cual es un serio problema ya que en Noruega parece que las abejas no solo abundan, sino que no tienen ningún reparo en acercarse a la gente y prácticamente charlar contigo.

Tras unas cuantas risas, las chicas me presentan el nombre del juego: “el Idiota”. ¿Por qué la mitad de los juegos de cartas tienen nombres de insulto? Ahora al menos se que es una costumbre internacional y no solo española.

En fin, las reglas que me faltaban para aprender a jugar son mas o menos las siguientes (y digo mas o menos porque hace una semana que jugué y ya no me acuerdo bien):

- Las cartas que dejas sobre la mesa son lo ultimo que usas (como vi antes), al principio te dan esas 6 cartas y 3 para tu mano.

- De tu mano puedes seleccionar las cartas que vas a poner en las tres que hay boca arriba, reservando las cartas buenas que tengas en la mano para mas adelante.

- ¿Cuáles son las cartas buenas? Las cartas mas altas, siendo el as la mayor, los doses y los dieces.

- Se empieza poniendo la carta mas baja que tengan los jugadores (saca el que tenga la combinación de cartas mas baja), y se va poniendo en cada turno una carta de valor igual o superior sin importar el palo o varias cartas de valor consecutivo mayores o iguales que la que haya en la pila en ese momento (dos cuatros, un cinco y tres seises por ejemplo).

- Si no tienes una carta de igual o mayor valor, puedes sacar una carta del mazo a ver si tienes suerte, pero si tras haber o no sacado carta no tienes nada que poner en la pila, la pila pasa a formar parte de tu (ahora abultada) mano. Puedes salvar esta situación fácilmente si tienes doses o dieces, que se pueden usar en cualquier momento.

- Poner el dos te permite empezar a poner cartas desde el principio otra vez, de modo que la persona que pone un dos en la pila pone otra carta de su mano del valor que el quiera (o tenga) y se vuelve a empezar.

- Si pones el diez, la pila activa pasa a abultar la pila de cartas usadas y boca abajo. Además, si estas usando tus ultimas cartas (las 6 de la mesa), poner un 10 implica que de paso puedes tirar de nuevo.

- Como el diez se usa de comodín, el 9 y la J se consideran consecutivos. Las cartas que tienes boca abajo en la mesa son “wild cards”, es decir, que no las conoces. Se van sacando a partir de que terminas tus cartas boca arriba en la mesa (incluso puedes poner una en cuanto pones tu ultima carta boca arriba, sea la que sea).

- El ganador es el primero que se queda sin cartas.

- El ultimo que queda con cartas en la mano es “el Idiota”.

Todo esto lo fui descubriendo teniendo a Anna haciendo equipo conmigo para ir mostrándome como se juega en una partida que gane. Después probamos una partida con tres personas y volví a ganar. Suerte del principiante.

Ya que había tenido tan mala suerte con los cajeros, lo menos que podía tener era un poco de suerte en el juego para compensar. Vamos, digo yo.

domingo, 19 de agosto de 2007

12-08-07: Sin pasta... (3ª parte)

Después de mandar muy lejos al tercer cajero del día, tome de vuelta el camino a Fantoft, no sin antes cruzarme a una nativa paseando al perro en los aparcamientos del Rema 1000.

Me quede mirando al perro mientras caminaba hasta la salida y la dueña me dijo algo en noruego. Cuando le respondí en inglés que yo no era de aquí hizo un gesto de “no pasa nada” y siguió adelante, por lo que me quede pensando que me habían dicho la primera bordería en noruego de mi vida y no la había pillado.

Tengo que intentar que no me vuelva a pasar o decir “tu padre, por si acaso” la próxima vez.

El caso es que volvía a estar sin dinero, y si en algún momento de la tarde había planeado cenar algo fuera como habría hecho en Londres en su momento, me podía ir olvidando.

Vistazo rápido al reloj (del móvil). Eran casi las 8.

Recapitulando un poco, mi memoria consiguió recordar que la bienvenida a los nuevos estudiantes terminaba a las 9, así que todavía tenía una leve esperanza de llegar a tiempo y aprovisionarme de galletas y demás cositas no aptas para componer una cena sana y equilibrada.

Esta vez el camino de vuelta fue mucho mas rápido y cómodo, ya que al salir para la segunda exploración había jubilado las botas y me había puesto las zapatillas de deporte (unas Mizuno pensadas para correr) y una chaqueta-sudadera con capucha que compre en Candem Town (Londres) imitación de las de Lonsdale (esta pone London). Hacia buen tiempo y no tenia pinta de llover.

En cuanto llegue a Fantoft me felicite a mi mismo, solo eran las 9 menos 20. Volví a recepción y milagrosamente no tuve ningún problema en encontrar al grupito de chicas con camisetas amarillas. Algunas ya estaban recogiendo para irse, pero la chica asiática con la que hable antes seguía allí y aun tenia algunas galletas, chilenos, un racimo de mini-uvas negras, unos pocos caramelos blandos como los Sugus de toda la vida y poco mas.

Salude a la muchacha y le comente mi ultimo tropiezo con la moneda noruega, intentando enfatizar la parte de “ahora no puedo cenar” con claras y hambrientas intenciones, gracias a lo cual conseguí activar el gen de la amabilidad presente en todos los noruegos que hace que te den comida gratis. Es decir, me dio las sobras de la bienvenida que estaba a punto de tirar, no muy abundantes que digamos, pero bastante como para salir adelante una noche.

Con eso y mi súper-botellín de agua, ya tenia la supervivencia asegurada al menos un día mas.

Todo habría acabado allí y yo habría ido directo a mi cuarto con una sonrisa en la boca y golosinas para desayunar, pero el destino y mi curiosidad quisieron que me fijara en lo ultimo que esperaba encontrar en una residencia de estudiantes en un país extranjero, o por lo menos que no esperaba encontrar tan pronto: gente jugando a las cartas.

viernes, 17 de agosto de 2007

12-08-07: Segunda exploración

Tras un rato de descanso consistente en posiciones varias sobre la cama sin dormir y un par de partidas al Street Fighter (bendito sea mi portátil) decidí que ya iba siendo hora de tirar a buscar el Rema 1000 ese que me habían dicho, a ver si sacaba dinero de una vez.

No me iba a servir de nada para un domingo, pero seguramente habría algo en lo que gastarlo el lunes, así que me calcé unos tenis (zapatillas de deporte para el que no sepa lo que son) mas cómodos y una sudadera mas ligera que cumplía perfectamente con el tiempo que hacia.

Al bajar, decidí echar otro vistazo a recepción por si seguía habiendo fiesta de bienvenida ( = por si seguía habiendo comida que rapiñar) y encontré que solo quedaba una de las chicas (una muchacha gordita asiática) y un surtido variado de cosas con mi nombre escrito. Casualmente era una de las chicas con las que había estado hablando ( = comiendo) antes, así que me acerque y ya tuve una conversación con ella con mas tranquilidad ( = con menos ansias) en la que me explico que ellas eran asistentes de residencia, que son estudiantes que están para ayudar a los otros estudiantes, que hay uno por bloque y que ponen sus nombres junto al ascensor y como contactar con ellos en caso de que surja cualquier problema.

Vamos, son algo así como el comodín de la llamada, pero que funciona de verdad. A mi por lo menos me habían salvado de comerme alguna mesa a mordiscos.

Después de un café y unas galletas y ver que ya eran las 6 y media de la tarde, di gracias por la merienda y me encamine de nuevo a la aventura, en pos del cajero ATM que iba a solucionar mis problemas de dinero, no sin antes coger unas 4 o 5 galletas Maria (Marie en Noruega) para el camino.

Tras un rato de andar, me di cuenta de que todo el camino que seguía me llevaba por sitios por los que ya había pasado, solo que esta vez tenia que tomar un desvío que no cogí junto a una rotonda.

Después de unas cuantas casas, la cosa se estaba volviendo demasiado residencial como para albergar un centro comercial, así que pare a tres ciclistas (que no eran de Noruega) y les pregunte si estaba en la zona correcta, ya que el mapa tenia un circulo gordo en la zona en la que estaba yo diciendo que había un centro comercial, pero yo lo mas que veía era un campo de fútbol para que jugaran los niños.

Me dijeron que diera la vuelta y que lo tendría a mano derecha tras un poco de andar, y así fue. Se me quedo una cara de tonto que merecía que me echaran una foto, ya que había pasado como 3 veces delante del sitio, había mirado los carteles de las tiendas que tenia (no conocía ninguna) y en ningún momento se me ocurrió pensar que eso podía ser un centro comercial.

Pasados los obligados segundos de estupefacción, me dirigí a la puerta (cerrada) del centro comercial y localice el cajero de marras un poco a la izquierda de la misma, solo para pasar de la estupefacción a la incredulidad más absoluta.

Por tercera vez en el mismo día, me encontraba delante del programa para cajeros que mas he odiado en toda mi vida.

El, sin embargo, parecía que me había cogido cariño, porque otra explicación no encuentro para que me fuese siguiendo a todas partes…

12-08-07: Salvada de culo #3

Posiblemente a las 2 o las 3 de la tarde, aparecí de nuevo en Fantoft más muerto que vivo, y caminando más por voluntad que por fuerzas me dirigí a recepción, con la intención de, al menos, quejarme a alguien.

A medida que me acercaba pude ver que en vez de estudiantes con maletones, ahora había un grupo de chicas vestidas con camisetas idénticas (y amarillas) montando una especie de picnic frente a la puerta de recepción.

Si hay un poder superior que lo mueve todo en este mundo, hay que reconocer que es retorcido.

Reprimiendo mis ganas de saltar a la mesa y devorar todo lo que me diera tiempo antes de salir corriendo, entre en recepción a contar mi problema.

Esta vez no iba a ser atendido de inmediato, así que me dirigí a los sofás de cuero para sentarme a esperar frente a un chico negro que tenia aspecto de estar igual de perdido que yo. Lo que no tenia pinta era de estar igual de hambriento que yo, y yo había ido a sentarme justo delante de los cacahuetes.

Después de dos puñados de cacahuetes de tamaño digamos mediano en un intervalo de tiempo ridículamente corto, empecé a pensar que igual esta forma de comer tan ansiosa no iba a estar muy bien vista que digamos, sobre todo cuando se trata de comer los aperitivos que están ahí puestos para que TODOS coman, teniendo en cuenta también que los frutos secos suelen comerse de uno en uno y no en grupos de veinte.

Por lo tanto, y durante el tiempo que espere a que saliera mi numero, que pudieron ser 3 minutos, replantee mi estrategia de alimentación a “agarrar un puñado de cacahuetes cuando el tío no mire”.

Cuando una persona espera, suele mirar a todas partes, ya sea al sitio que pretende ir para ver si ha habido alguna novedad, o a algún otro sitio cuyo nivel de tedio seguramente será el mismo que el del que estaba mirando hace un segundo, pero que al ser diferente del anterior da una cierta variedad a la espera. En el caso del muchacho la variedad debía ser yo.

Estoy convencido de que no me miro prácticamente, pero que si lo hubiera hecho se habría asustado o partido el pecho de risa. Miras al frente y tienes un tío que esta atento a lo que haces, por lo que te sientes quizá incomodo y miras un par de segundos a algún otro sitio, solo para volver a traer la mirada de vuelta y encontrarte al tipo de antes masticando algo a carrillos llenos y sin dejar de observarte.

Bueno, lo de a carrillos llenos ha sido algo exagerado y tampoco llegue a hacerlo muchas veces, pero aun me hace gracia pensar en la situación.

Cuando al fin me toco, fui a exponer mi problema a otro tipo de recepción y me preguntaron si había probado con un cajero ATM. No tengo ni idea de lo que significa eso de ATM, pero el tipo me dijo que el mas cercano estaba en un centro comercial Rema 1000 que había por ahí cerca. Me imprimió un mapa en blanco y negro que ocupaba prácticamente todo Bergen (no es tan grande) y me marco la zona en la que estaba.

Cuando me dirigía a salir me apropie de unos cuantos cacahuetes mas y un par de patatas fritas y me fije en un chaval junto a la puerta que sostenía un vaso de plástico con zumo, momento en que me fije en la parte de la entrada que no había mirado.

Junto a la puerta de entrada, dentro de recepción, había una mesa con carteles en grande que ponían “Bienvenidos nuevos estudiantes” y sobre ella, un bote de zumo de manzana, otro cuenco con cacahuetes y unos cuantos vasos de plástico.

Tras preguntarle al chico del vaso si era gratis y que este asintiera, me abalancé sobre el cartón de zumo, para descubrir con desesperación que estaba vacío. Alguien debía odiarme a conciencia.

Abandonando toda esperanza de beber algo que no fuera agüita clara de mi botella, salí de recepción y me encontré de nuevo frente a las chicas que estaban “haciendo picnic” y me di cuenta de que TAMBIEN tenían el tema este del “Bienvenidos estudiantes”. Dios no me había abandonado (tanto) como creía.

Tras la pregunta de cortesía típica de si la cosa es gratis, me encontré echándome cosas a la boca antes incluso de que terminaran de decirme que si.

Por supuesto, hay que soltar un par de frases graciosas en mitad de todo eso, aunque sea con la boca llena, para no parecer un estudiante famélico cuyo cerebro solo envía una orden a todo el cuerpo a la vez llamada “zampar” de forma intermitente. No creo que lo consiguiera, pero aun así me empeñe en tomar un te para acompañar las galletas, cacahuetes, patatas fritas, “chilenos” (cacahuetes rebozados en “algo” que sinceramente no me gusta, pero que comía igual) y mini-uvas que estaba apropiándome de la mesa, mas que nada porque si los ingleses pueden tomarse el te y pensar que son guays, ¿por qué no iba a hacerlo yo?

Bueno, vale, lo admito: es que lo otro que había para beber era limonada en polvo y café instantáneo en granos gordos y extraños, así que me dio por tirar de lo que parecía mas caro u/o/y mas reconocible en mi país u/o/y que menos posibilidades tuviera de mandarme corriendo al cuarto de baño. En el fondo esta todo pensado.

Después de agradecerle a las muchachas esta especie de desayuno-almuerzo volví a mi cuarto a “digerir” y descansar las piernas un par de horas, momento en el que me di cuenta de que el cuasi-chaquetón que llevaba daba mucho calor y las botas súper-resistentes a la humedad que le cogí prestadas a mi hermano antes de venirme estaban demasiado apretadas y que para un día sin lluvia como que estaban sobrando.

Mis pies me agradecieron enormemente que me las quitara.

12-08-07: Hambre

Tras comprobar que ir a la buena de dios no tiene un porcentaje muy elevado de éxito, decidí volver a la gasolinera y hacer las correspondientes preguntas de turista perdido.

Le mostré el papelito con el nombre del banco que me había escrito el recepcionista al chico que trabajaba en la tienda de la gasolinera y me dio un par de indicaciones.

Debí entenderlas totalmente mal, porque tras 5 o 10 minutos andando en lo que yo creía que era el camino correcto y tras verificar que cada vez parecía la cosa un poco mas como residencial, pregunte a un par de personas en una parada de autobús y me dijeron que diera la vuelta y que lo que buscaba quedaba un poco lejos, esta vez dándome otras instrucciones un poco mas precisas.

Por el camino y con la idea de que preguntar a un par de rubias cuando menos es entretenido, pare a otro par de noruegas para asegurarme de que no había metido la gamba otra vez. Afortunadamente esta vez no me hicieron cambiar de dirección y me indicaron amablemente que siguiera el camino por el que iba y girara a la derecha en otra rotonda mas adelante.

Haciendo lo propio, llegue al Fana Starebank (y no Fana Starre Bank como decía mi papelito) para encontrarme con otro problema. ¡No había cajero!

¿Pero como no va a haber cajero? ¿¡Que especie de invento de banco es este!?

Al no encontrar cajero en la pared (como en casi todos los bancos) supuse que habría la típica puerta con tirador que lleva a una salita con el cajero, pero las dos puertas con esas caracteristicas que encontré llevaban al interior de las oficinas. Mirando a través de la puerta principal tampoco pude ver nada.

Ya me había acordado de medio árbol genealógico del hindú que me había enviado aquí cuando me fije en otra especie de puerta sin tiradores junto a la puerta principal. En vez de tirador y tras fijarme un poco, tenia un dispositivo lector de tarjetas al lado de la puerta.

Supongo que tener una imagen mental de lo que buscas no siempre es buena idea.

Pase mi tarjeta de la general por el lector ¡y se abrió!

Si se abre es porque reconoce la tarjeta y si reconoce la tarjeta puedo sacar dinero.

Lógica básica de primero de carrera.

...

Los noruegos no fueron a mi facultad.

Cuando me puse delante del cajero no pude evitar esbozar una sonrisa mientras observaba por tercera vez el mismo tipo de maquina que llevaba dos días rechazándome tarjetas.

Después de tres experiencias ya podía ver las diferencias: lo único que cambiaba en el programa era una especie de cartelito en la parte superior de la pantalla que mostraba el nombre del banco en cuestión. Todo lo demás, los dibujos, las letras, el orden, era el mismo.

Con resignación volví a tratar de obtener dinero con la leve esperanza de que el hecho de que la puerta se abriera tuviera algún significado. El único que se me ha ocurrido hasta ahora es que los noruegos tienen un sentido del humor muy cabrón.

Derrotado, me senté en las pequeñas escaleras frente a la entrada del banco a escuchar mis tripas rugir. Debía llevar algo mas de una hora dando vueltas por Bergen buscando cajeros que no querían saber nada de mi y de mi tarjeta cutre y española.

Tras un buen trago de agua de mi botella salvavidas, me levante y me dirigía a una especie de tienda de chucherías llamada Mix (o eso creo recordar) que estaba casi enfrente del banco. Tras preguntar por OTRO banco que hubiera por ahí cerca o un cajero que me pudiera servir a uno de los chavales que trabajaban dentro y que estos hablaran con un señor que estaba allí comprando bollería, me dijeron el nombre de otro sitio al que ir, pero no entendí bien el nombre (posiblemente sería Rema 1000, pero con el “mil” dicho en noruego…).

Le conté mi problema y se ofreció a sacarme dinero en la misma tienda con su lector de tarjetas, pero tras intentarlo un par de veces pudo ver de lo que le estaba hablando.

Desistiendo, me dio indicaciones para llegar a ese otro sitio (un centro comercial) cuyo nombre yo no comprendía. Después de darle las gracias, tome el camino y tras un rato de seguir sus indicaciones llegue otra vez a la gasolinera.

Seguramente el chico me había enviado al primer sitio donde encontré un cajero con toda su buena voluntad, sin saber que ya me había llevado el primer palo allí.

Como ultimo recurso, probé a pedirle a una chica en la tienda de la gasolinera que viera si podía usar la tarjeta allí para comprar aunque fuese con los mismos resultados que en los cajeros y en la otra tienda.

El camino de vuelta a Fantoft, con todo lo hermoso que podía tener, se me hizo interminable.

12-08-07: Primera exploracion

Creo recordar que antes de acostarme puse el despertador del móvil a las 11 de la mañana (con la música de cuando al caballero de pegaso se le hinchan los webos y empiezan a llover hostias, que siempre motiva) con la idea de levantarme, desayunar un poco de agua (porque otra cosa no hay) , darme una ducha con el triste mini-bote de gel arcaico que encontré en algún rincón olvidado de mi casa antes de partir (y que me ahorro un montón de problemas de espacio) y tirar a recepción a pagar el deposito de 2500 kroner (coronas noruegas), la almohada, el cobertor dichoso y el primer mes con la tarjeta o preguntar donde encontrar un banco en caso de que no se pudiera usar ahí como me paso en el aeropuerto.

Naturalmente, me levante a las 11 y media aproximadamente e hice mas o menos todo eso.

Cuando llegué a la puerta de recepción, la puerta aun estaba cerrada, así que me senté en unas mesas que hay enfrente junto con unos cuantos chavales con maletones que evidentemente habían llegado ese mismo día y no tenían llave.

Cuando abrieron por fin la puerta me sentí un poco culpable, porque al tener yo solamente una pequeña bolsa de mano pude adelantarlos a prácticamente todos y colarme rápidamente dentro para sacar numero, pero bueno, aquí es la ley del mas fuerte o del que menos peso lleve.

Al entrar no pude evitar fijarme en unos sofás de cuero rodeando una mesita a modo de zona de espera.

No es que la decoración me llame mucho la atención, mas bien es que sobre la mesa había un par de cuencos, uno lleno de cacahuetes y otro con unas cuantas patatas fritas (como medio cuenco). Pensando que podría ser del personal de recepción y teniendo en cuenta que iba a ser de los primeros en ser atendido, no le preste mas atención.

Cuando tras unos segundos apareció mi numero en uno de los mostradores, me dirigí allí a encararme con un señor de aspecto hindú y hacerle la prueba del algodón a la tarjeta de crédito.

Este hombre me explico que realmente lo único que se pagaba en recepción ese día era el deposito, la mensualidad y el tema de la almohada y el cobertor irían en la factura que me llegaría a mediados de mes.

Intente explicarle de paso que iba a tener que marcharme el día 25 de agosto y que si las mensualidades me llegan a mediados de mes iba a llegar tarde para pagarla. Me dijo que no me preocupara, pero no estoy muy seguro de que entendiera lo que quería decir (tendré que trabajar un poco mas en este aspecto).

Tras contarle mis problemas del día anterior con las tarjetas de crédito, probé a pagar con la visa sin suerte alguna. Deducción rápida: mis buenos amigos los de la general no me la activaron cuando me hicieron el paripé grandísimo de darme la clave sin hacerme firmar los términos del contrato.

Segunda oportunidad, pruebo con la tarjeta universitaria de toda la vida. Misterios de la ciencia, aquí si funciona. 2500 kroner para Fantoft (al cambio… unos 312 euros). Lo bueno que tiene es que si funciona aquí, la tarjeta funciona en mas sitios.

Sintiéndome optimista, le pregunto al recepcionista donde encontrar un banco cerca de aquí. Me dice que si salgo del recinto de Fantoft y sigo el camino por la derecha recto, tras dos rotondas encontrare un banco, el Fana Starre Bank.

Hora de explorar Bergen por fin.

Cojo un par de patatas para tener algo que llevarme a la boca y salgo de allí en dirección a la entrada del recinto como hice la noche anterior con los chavales de Ghana.

Esta vez sigo y tomo el camino de la derecha, reconociendo indicaciones que me dio Anna, la chica polaca, y asumiendo que tardaría 15 minutos en llegar, tal como me dijo el tipo de recepción, me tomo mi tiempo para admirar los hermosos paisajes de Bergen, llenos de agua y vegetación.

El camino que sigo va junto a una carretera, separado hábilmente con una especie de bordillo tamaño familiar que deja bastante claro cual es el camino a seguir y da un poco mas de seguridad aparente, sobre todo para los ciclistas que por ahí transitan y que por algún casual podrían desviarse a la vía.

El tiempo no esta tan despejado como se podria desear, pero al menos no llueve, y el chaquetoncillo que me he afincado llega a dar calor en algún que otro momento. Las casas suelen estar bastante separadas unas de otras por naturaleza, aunque no ves vallas separadoras que digan “este trozo de bosque es mío”, lo cual da una sensación de integración con la naturaleza muy agradable.

Por el camino puedes encontrar parejas, ciclistas, matrimonios con hijos, ancianos con mas costumbre de caminar que uno mismo y otros estudiantes fácilmente identificables por las llaves que nos dieron a todos en recepción (o en mi caso en la habitación de José Fonseca Hidalgo), ya que vienen con una especie de collar de estos para no perder el móvil, y la gente en cuanto tiene un collar ya se sabe. Yo, por no parecer un guiri en noruega, acabe echando la llave en un bolsillo de la chaqueta.

Cuando llegué a la segunda rotonda me encontré que tenia que escoger entre derecha e izquierda, una de las clásicas decisiones que hacen que uno se pierda siempre.

Tomando la derecha, por eso de que parecía que el desvío era menor y a mi me habían dicho que siguiera recto, llegue después de un rato a una especie de centro comercial. Cerrado, por supuesto. Era domingo al fin y al cabo, pero al lado de la entrada pude ver una pequeña sucursal del SpareBankenVest.

Evidentemente, si tiene “Bank” en mitad, tiene que ser un banco.

Fácil.

Me acerco y gracias a dios el inglés no es tan diferente (a veces) del noruego, por lo que encuentro un cajero y me dispongo a sacar dinero.

O eso creía.

La pantallita que puedo ver en el monitor del cajero es sospechosamente parecida a la que tenia el del aeropuerto, pero por otra parte este cajero si indica claramente que admite tarjetas Maestro, Cirrus, Euro6000, EufiServ y otras tantas que no conozco.

¿Funcionará esta vez, o será como en el aeropuerto?

Piensa mal y acertaras.

Este cajero me hizo la misma jugada que el anterior, solo que esta vez dándome falsas esperanzas.

Solo le faltaba al cajero señalarme y reírse.

jueves, 16 de agosto de 2007

11-08-07: Salvada de culo #2

Cuando salgo del edificio (el mío es el tercero, el primero tiene los bloques A y B, el segundo los bloques C y D y el tercero de la E a la H) me cruzo a una chica y le pregunto donde puedo encontrar un banco para sacar dinero, contándole un poco mi vida en el proceso.

La muchacha me cuenta que dos o tres paradas de bus después hay uno, momento en el que pongo cara de pena y le reitero el hecho de que estoy sin blanca con la sana idea de hacerle pensar en algo mas cercano. En vez de eso, Anna (que así se llama la muchacha) demuestra que los polacos tienen un corazón de oro y rebusca en su monedero un par de monedas sueltas, concretamente 30 coronas, de sobra para coger el autobús.

Tras agradecerle que me salvara el culo y decirle que le debo al menos una cerveza, averiguo que esta en el piso 7 en mi mismo bloque. Poco a poco voy conociendo gente, veremos cuanto tarda en aparecer el fiestón.

Me marcho de allí en dirección a la entrada de la residencia siguiendo las indicaciones del la muchacha y me cruzo a tres chicos de Ghana acompañados de un par de muchachas, una de ellas vestida para matar y en plan parejita con uno de ellos. Le pregunto a uno de ellos donde esta la parada del bus y me dice que ellos van para allá, en dirección a algún club, pero a medida que nos dirigimos para allá y tras contarle que yo no voy de fiesta sino en busca de dinero me cuenta que si voy al centro el próximo autobús de vuelta pasa a las 2 de la mañana.

Mal asunto. Me paro en seco y busco la solución alternativa. Habrá que beber a morro del grifo y pasar hambre una noche.

Sin embargo, por el camino de vuelta descubro las maquinas expendedoras de refrescos. Coca-colas, fantas, aquarius y botellines de agua para la gente sana, a 10 coronas (mas o menos, 1’25€).

Pensando que el agua corriente en noruega es perfectamente potable (lo leí en la guía), compro un botellín de agua. Ahora puedo beber (al fin) y rellenar con agua del grifo cuando se me gaste. Ya no necesito vaso, un problema menos.

Vuelvo a la habitación y organizo todo, dejando todo lo que puedo dentro del cuarto aprovechando los 4 o 5 cajones que tengo a mi disposición, dejando fuera los pantalones, las chaquetas, un jersey, una toalla de recambio y el edredón que me he traído de bulto. Enchufo el portátil para comprobar que no hay Internet por wifi y tras un rato de tontear con un jueguecillo que tenia por ahí, decido acostarme, que ya va tocando.

Ha sido un día larguísimo. Mañana, otra aventura.

11-08-07: Sin pasta... (2ª parte)

Una vez que he traído de vuelta la almohada y el edredón, encuentro el siguiente problema de la noche: no tengo dinero para pagar nada de cenar, y aunque lo tuviera son las 11 y casi todo esta cerrado.

No hay nada en la cocina excepto cuatro cosas que se ha traído Rock, concretamente sopinstants varios y algo que se parece a los fideos que hace mi abuelo, pero que hasta que no vea ya preparados no voy a saber que son. Parece que el tiene en su cuarto un tazón que se ha traído y que usa para beber agua, pero nada mas remotamente parecido a un vaso o a un plato.

La única solución es comer fuera, pero para eso tengo que llegar al centro, y para eso necesito tomar el bus. Le pregunto a mi compañero donde puedo sacar dinero y me responde que esta tan perdido como yo. Mal asunto, habrá que explorar un poco fuera en busca de algún banco cerca de la residencia antes de hacer ningún plan, así que me echo la chaqueta y salgo a la aventura.

11-08-07: Habitación

Tras un breve paseo hasta el bloque E subo a la quinta planta y abro después de varios intentos la puerta de mi habitación.


Digo varios intentos porque las llaves aquí en noruega hay que girarlas para el lado contrario que las llaves españolas, o al menos las de las zonas comunes para los cuartos.

Una vez dentro encuentro a Rokas, un chaval de Lituania que parece salido de una película de surfistas. Alto, rubio, con melenas, sonrisa permanente. Solo le faltaba estar moreno, llevar el mono de neopreno y la tabla de surf.

Si le pregunte que es lo que estudiaba, ya no lo recuerdo, y de momento no se si hace surf, pero lo que si le gusta definitivamente es pescar. Afirma haber empezado a estudiar ingles hace dos meses, pero lo cierto es que habla y entiende el inglés perfectamente bien.

El muchacho había llegado el día de antes y le había dado tiempo a comprar papel higiénico.

Bendito seas Rokas, porque venia con un apretón en el cuerpo que me iba a matar, y sin papel… mejor no pensar en ello.

Por cierto que la forma que tiene este chico de decir Rokas es muy complicada, así que creo que le voy a ir llamando Rock, que además suena como más cool. Supongo que no le importara mucho, y además eso tiene que atraer a las niñas cosa mala.

Total, que el bueno de Rock me enseña lo poco que hay que ver en la zona común, dos armarios que tienen por puertas unas cortinillas junto a la puerta de entrada (uno de ellos ya ocupado con su ropa), el baño que queda conforme entras a la izquierda, pegado a mi cuarto, y la pequeña cocina con una mesa supuestamente para comer dos personas, mas un pequeño frigorífico.

Todo esta hecho con madera clara bastante amigable, aunque se nota que hace años que esta eso en funcionamiento. Solo hay que mirar las pintadas de estudiantes de otros años en los ascensores o en las puertas para adivinar el tiempo que pueden tener esos cuartos. Aun asi, no es menos de lo que esperaba, por lo que no tengo ninguna queja.

El cuarto de baño apenas tiene un retrete, un lavabo y una zona separada por una cortina con una pera de ducha. No hay plato de ducha o bañera, el cuarto en si es la ducha, al estilo de los baños japoneses en los que la ducha en si es un cuarto, mezclado con el estilo europeo de tener la ducha junto al retrete. Muy práctico y muy internacional.

Tras un breve vistazo abro por fin mi cuarto, que también tiene llave como era de esperar.

Decoración de madera, llena de huecos y cajones, espaciosa, con una cama mas grande de las que suelo ver en granada (tamaño noruego, como diría mi madre) y para la que mi funda se queda algo corta, una silla de oficina bastante buena, un “pseudo-sillon” y una mesa baja apoyados en el mobiliario, un radiador frente a un ventanal tan alto como la misma pared adornado con cortinas de colores y una lámpara sobre un escritorio que ocupa una de las paredes completa con estantes igual de anchos sobre el mismo.

Dejo mis maletas allí, apago la luz y cierro con llave para dirigirme de vuelta al bloque A a recoger la almohada y el cobertor con una sonrisa en la boca.

Me encanta mi habitación.

11-08-07: Fantoft

Tras un rato de conducción en el coche de la madre de la muchacha con madre incluida, que también trabaja a tiempo parcial para la universidad, y un rato de charla amena llegamos al Fantoft Student Hostel, lo mas parecido que he visto en mi vida a una película de universitarios de los 80.


Tres edificios grandísimos mas otros tres mas pequeños, correspondientes a tres edificios llenos de dormitorios con distintas distribuciones y salas de lectura, lavanderías y demás, mas los edificios de administración, correos y el gimnasio, todo rodeado de naturaleza, con una gran superficie de césped en el medio de todo, que a esa hora esta infestada de estudiantes de todos los colores y naciones haciendo una barbacoa, bebiendo, echando unas risas y haciendo malabares diversos. No llueve y la temperatura puede ser perfectamente 10 o 15 grados, mucho mejor de lo que me esperaba.

Me despido de la chica cuyo nombre no llegue a comprender y su madre dándoles las gracias y diciéndole a la muchacha que le debo una y que a ver si nos cruzamos otra vez en la universidad, ya que ella también es estudiante, aunque no de lo mismo que yo. Tras eso me dirijo al bloque A en el primer edificio y después de subir torpemente en el ascensor con Amaya, una española que identifique fácilmente después de 1 minuto de hablar en ingles con ella por su acento (o por su falta de acento, según se mire), encuentro al chaval que tiene que darme las llaves en su habitación, la 512.

El “chaval” tiene un acento argentino bastante prominente, cara de profesor y comparte el cuarto doble con su mujer y su hija, desde luego no lo que me esperaba, pero el hombre muy amablemente me da mis llaves, me explica como van y el código de la puerta de mi bloque que se cierra a partir de las 11 y me dice que tengo que pagar el deposito y la almohada y el cobertor que tiene ahí para mi.

Donde un sudamericano pone “cobertor”, los ingleses ponen “duvet”, y yo en concreto pongo “edredón”.

Edredón como el edredón que llevo en la maleta.

...

La próxima vez que lea una palabra en ingles que no conozca acerca de algo que me vayan a dar en alguna parte, busco el significado en el diccionario.

Viendo que ya llevo bastante equipaje encima le doy las gracias y le digo que primero dejare mis cosas en el cuarto y que después volveré a coger la almohada y el “cobertor”. Hora de dirigirme a mi habitación, la E524.

11-08-07: Salvada de culo #1

Tras un rato de preocupar a mi familia a base de llamadas de “¿y ahora que hago?” y cuando ya no queda ni un cristo en el aeropuerto (por lo visto cierran de noche) empiezo a dar vueltas por la entrada en busca de alguien con pinta de trabajar allí y que no este dentro de una tienda por la que no quepa yo con dos maletones arrastrando.


No he terminado de buscar cuando se me acerca una muchacha bastante apañada con un piercing en el labio y con voz tímida me pregunta en ingles

“¿eres un estudiante?”.

En los dos segundos que tarde en responderle que si, me hice a la idea de que un tipo con cara de perdido en un aeropuerto, dos troleys enormes, un mochilón y una maleta para portátil colgando es la imagen internacional del estudiante.

“¿Erasmus?”.

En ese momento, la siguiente deducción antes de afirmar es que te encuentras frente a otra pobre desdichada estudiante extranjera que ha descubierto como tu que esto de los cajeros en noruega no van como el resto de cajeros de Europa y quiere juntar fuerzas con alguien en la misma situación de desgracia.

“¿Jonatan?”.

Vale, ahí ya no hay deducciones, solo simple estupefacción. ¿Quién demonios es esta chica, Dios? ¡Si es que lo sabe todo de mi, oiga!

La chica me explica que trabaja a tiempo parcial para la Universidad de Bergen recibiendo a nuevos estudiantes y llevándolos a la residencia, acercándome incluso a un pequeño puesto con el nombre de la universidad, mapas y anuncios del tipo “estudiantes aquí” que antes había pasado por alto debido a la cantidad de gente que había en todo el aeropuerto.

La chica se medio disculpa porque es cierto que tenia que haber llevado algo como una pancarta para ser visible en medio de la marabunta de gente, pero teniendo en cuenta que han aparecido sin que yo los llamara, a pesar de llegar yo casi dos horas después de lo previsto sin haber avisado mas que al chaval que tenia mis llaves y sin que supuestamente debieran estar allí cuando me había encontrado en la total desesperación… muchas cosas tenia que haber hecho la chica que acababa de salvarme la vida para que yo tuviese algo que perdonarle.

11-08-07: Sin pasta...

Al fin en Bergen, en un aeropuerto mas o menos como el de Almería de grande, pero mas bonito. Esta vez el problema no fue coger las maletas, sino salir de allí con ellas causando el menor numero de bajas entre la cantidad de personas que se había puesto de acuerdo para estar en ese aeropuerto circulando a la misma hora que me había dado a mi por llegar (que poca consideración).


El plan era fácil, sacar dinero y coger un “Flybussen” que me llevara al Fantoft Student Hostel, preguntando previamente al conductor si pasaba por allí para no acabar en la otra punta de Noruega. Naturalmente, el plan fallo totalmente. Luego la gente me pregunta por que nunca hago planes y lo improviso todo a ultima hora.

El problema residía en el vil metal. Cuando encontré un cajero para sacar dinero me encontré con algo rarísimo. Había dos cajeros de la misma compañía, y al lado de cada uno de ellos una especie de maquina empotrada en la pared que aceptaba billetes a cambio de billetes. Por lo visto uno de los cajeros era para sacar euros y otro para sacar coronas. Así mismo, una de las maquinas cambiaba euros por coronas y la otra coronas por euros. Ni corto ni perezoso voy al cajero que da coronas, ya que no llevaba ni un euro encima (ni falta que debería hacerme en Noruega). El cajero no pone nada de compatibilidades, como diciendo “acepto mastercard, maestro, cirrus, euro6000 y lo que me quieras echar”, así que pruebo suerte con la tarjeta de la general, que la use en Londres sin problemas.

Noruega is different. Aquí todo lo que no te dio problemas en cualquier otro lado te lo va a dar. Mi tarjeta no le gusta, no pasa nada, hora de probar la maravillosa visa tempo que me dieron antes de ir a Londres y que me moleste una mañana entera en buscar la sucursal que me dijeron en la carta para conseguir la clave.

No me acuerdo de la clave. Demonios. Hora de llamar a mi madre, búscame la clave. Solo me había equivocado en un numero, tranquilidad en las masas. Meto la visa de nuevo y meto la clave correcta para sacar 400 coronas. El cajero me dice que mi banco no aceptara la transacción y me devuelve la tarjeta.

Desesperación. No llevo un duro encima. Ni euros ni coronas. No puedo pagar el bus, mucho menos el taxi.

Tranquilidad, si salgo fuera del aeropuerto puede que haya algún banco para sacar dinero.

Alrededor del aeropuerto no hay bancos, hay árboles. Árboles y una carretera que lleva a la ciudad.

En vez de una bofetada, yo creo que la realidad me estaba propinando un uno-dos, seguido de un gancho al hígado, un directo al pecho y un uppercut, y creo que ya estaba sonando la campana.

11-08-07: Vuelo Oslo - Bergen

Cuando por fin nos dieron la llamada para subir al avión, yo fui con mi súper-experiencia de haber subido en 3 vuelos en una sola semana y le entregue el pasaporte y la tarjeta de embarque a la muchacha en la puerta de embarque con toda la tranquilidad del mundo, momento en el que la muchacha, en un perfecto español de algún rincón de Sudamérica, me dice “¿no tiene el boleto señor?”.


¿El qué?

“Esta es solo la tarjeta de embarque, ¿no le han dado nada más?”.

Debo haberle hecho algo muy malo a Dios sin enterarme, porque esto ya rozaba el absurdo de la problemática.

Total, que la chica me aparta de la cola y me tiene en espera un par de minutos mientras pasa mas gente comprobando que realmente tengo una tarjeta de embarque para ese vuelo porque he pagado para volar en el… Luego cuando por fin estuve en el avión una azafata casi me pega porque me había sentado en el sitio que me decía mi tarjeta de embarque, en vez del sitio que decía el todopoderoso “boleto” que yo no tenia, sitio que curiosamente estaba escrito en el “boleto” de la mujer que se había sentado a mi lado.


Toda esta paranoia no relacionada con la lotería, se me olvido rápidamente cuando pude disfrutar desde la ventanilla del espectáculo que suponen los campos noruegos, que no son campos, sino que las ciudades están totalmente integrados en los bosques y lo que creo que son los fiordos (por lo que estoy entendiendo ahora parece que son como lagos pequeños). Algo realmente hermoso de ver, mas si vienes de un sitio como Almería, en el que todo son plásticos y tierra seca con alguna que otra palmera de adorno.

Cuando se te acaba la vista del paisaje nórdico te encuentras con las capas de nubes, porque no es que haya una capa de nubes, hay como 4 o 5, cada una con formas o texturas diferentes y que entremezcladas son un deleite para la vista.

O por lo menos son un deleite para la vista el tiempo que puedas permanecer despierto, ya que para aquel entonces estaba tan machacado de no dormir que debí quedarme dormido unas cinco veces durante la hora que duro el vuelo. Pero lo que llegue a ver valió la pena. Estando allí arriba, sobre el mar de nubes, con el sol iluminándolo todo y rodeado de gente con cabellos dorados me dio la impresión de estar recorriendo el cielo que venden las religiones. Toda una experiencia.

11-08-07: Aeropuerto de Oslo

Cuando por fin llegué al aeropuerto de Oslo me sentí como liberado.

Ya estaba en Noruega, por fin había dado un paso, ahí estaba yo.

Un aeropuerto bastante grande, mas que el de Málaga, mucho mas que el de Almería y nada impresionante en comparación con el de Gatwick (y mi padre dice que es de los malos… ¿¿donde demonios ha ido el??).

Las últimas semanas le había pillado el truco a esto de los aeropuertos, pero esta vez el reto era un poco más difícil, ¿cómo hay que hacerlo para el trasbordo? Al facturar en Málaga marcaron mis maletas con destino a Bergen, así que supuestamente las pasaban al otro avión los del aeropuerto. Tenía casi dos horas hasta el siguiente vuelo, así que podía tomarme mi tiempo para buscar un cartelito que pusiera “transit” y tirar para allá a buscar mi siguiente vuelo.

Naturalmente, esto era el plan original, que no tuvo nada que ver con la realidad.

Primer palo, no pone “transit” en ninguna parte, sino algo como “vuelos internacionales” y “vuelos nacionales”. Y ante la duda ya se sabe, preguntar (y no lo otro que estabais pensando).

Engancho a un trabajador del aeropuerto y le digo que tengo que coger un vuelo a Bergen ahora, a lo que me responde que tengo que ir a recoger mi maleta (mis maletones) y tirar al “custom” a preguntar. Después de un rato de explicarle que no, que mis maletas están marcadas para Bergen, que yo solo tengo que hacer trasbordo, el noruego, que tenia un ingles estupendo y una paciencia de santo, me dijo que ya lo sabia, pero que en Noruega se hacia tal y como me había explicado.

Cambio de planes, a recoger la maleta. Mi experiencia anterior cogiendo maletas ha sido siempre igual: sales del avión, tiras para la sala de recogida de maletas, localizas la cinta transportadora de maletas que corresponda a tu vuelo y al rato empezara a moverse y soltar maletas del vuelo.

En Oslo, no.

Aquí nada más llegar ya había maletas en movimiento en mi cinta, mas que nada porque la cinta llevaba maletas de tres vuelos en vez de uno solo. Y si no eche media hora mirando maletas no se cuanto eche.

Por alguna razón ninguna de las maletas que salían eran del gusto de los presentes. Vi pasar un carrito para bebes, una guitarra, un par de maletas azul difuminado y nosecuantas maletas negras unas quince veces antes de que mis maletas se dignaran a aparecer. Tiempo en el cual me dio tiempo a pensar que podía estar en la cinta equivocada, que las maletas realmente las habían llevado al avión y estaba ahí haciendo el primo, que mis maletas estaban en Rusia o algún sitio similar o que estábamos todos mirando las maletas de los del vuelo de al lado por eso de que nadie cogía nada.

Cuando por fin tuve mis maletas a mano y pude hacerme camino como pude hasta el “custom” que no se llamaba “custom” sino otra cosa que no recuerdo, me atendió una mujer mayor con pinta de alemana. Debía ser la típica guiri que se pasa todos los veranos en España, porque cuando vio mi pasaporte empezó a hablar en español, y bastante bien por cierto.

Lo que no me pareció tan bien fue lo que me dijo.

Por lo que creí entender, decía que no me daba tiempo a tomar el siguiente vuelo ya que quedaban como 15 minutos para que saliera. Mire el reloj de mi móvil (la hora en Noruega es la misma que en España) y vi claramente que eran las 17:35, mientras que la hora de mi siguiente vuelo era a las 18:55.

Era evidente que la vieja le había estado dando a la botella toda la tarde y de paso se había metido un par de canutos entre pecho y espalda, porque lo que me estaba explicando no tenia sentido.

Cuando volvió a explicármelo me entere un poco mejor, aunque no del todo. Por lo visto lo que no me daba tiempo era la facturación, por lo que me decía que dejara mis maletas en la cinta transportadora y que tomara el vuelo, y al llegar a Bergen declarase el equipaje como perdido, mandándome ellos el equipaje en un día o dos.

En este momento estaba claro que los efectos de la marihuana en una mujer vieja, gorda y con canas son totalmente desastrosos para la salud de un turista.

No podía dejar mi equipaje a tontas y a locas por ahí y confiar en que encontrasen donde vivo mas adelante, porque nunca se sabe, así que viendo mi reticencia a abandonar mi equipaje a su suerte la amable señora me cambio de vuelo a uno a las 20:35 anotando con boli sobre el billete, ya que si en España las impresoras de DNIs electrónicos revientan cuando yo me acerco a ellas, en Noruega el mismo efecto se aplica a las impresoras de billetes.

Tras perderme un poco por el aeropuerto y encontrar la zona de facturación, el tipo que había allí me dijo que me habían cambiado de vuelo porque el que quería coger estaba lleno. Hurra por el overbooking y por las buenas explicaciones que te dan en los aeropuertos.

Me tocaba un buen rato de esperar sentado viendo españoles pasar, porque los españoles esta claro que estamos invadiendo el mundo. Vayas donde vayas es sencillísimo escuchar a un español pasar, normalmente quejándose por algo. Si yo hubiera ido acompañado seguramente también lo habría hecho, pero como yo voy solo y a la aventura pues me guardo las quejas para escribirlas aquí.

En esta espera aproveche para ventilarme un bocadillo de salchichón que llevaba en la mochila y echar de menos un trago de agua, aparte de tener la duda de si sacar o no dinero para comprar agua, ya que a lo mejor tenia que pasar mas controles de estos de seguridad y si empezaba a tener que sacar moneditas con lo harto que estaba ya de los controles… finalmente decidí que me aguantaría la sed hasta Noruega y que allí sacaría dinero con mas tranquilidad (que inocente).

11-08-07: Vuelo Málaga - Oslo

El sábado a las 7 y media o un poco más salgo de mi casa rumbo a Málaga.


Hay que notar que mas o menos empecé a hacer la maleta a las 12 y media de la noche, que me acosté a las 3 o así en el sofá (si, el sofá) y me levante a las 5 y media.

Todo esto por una serie de razones que podemos listar:

1) resfriado y agotamiento general todo el viernes que lleva a siestón obligado;

2) visita de medio mundo a la casa el día en el que debería estar con la maleta medio hecha (realmente sin empezar) con cena hasta tarde incluida;

3) la mitad de las cosas que necesito meter en la maleta están en las habitaciones de los miembros de mi familia que gustan de dormir por la noche (léase TODOS) o en algún lugar que por A o por B solo ellos conocen y no pueden revelar mientras duermen, por lo que aparte de tirarte un buen rato explorando la casa en busca de cositas (que no encuentras), toca levantarse a una hora lo bastante próxima a la hora de salida y lo bastante alejada de la hora de acostarse como para que tu madre no decida matarte cuando la despiertes para preguntarle donde rábanos están las sabanas que tienes que poner en tu cama en Noruega;

4) mi hermano esta entrenándose para dormir en un horno industrial, o al menos esa es la impresión que me da a mi.


Total, una vez que me he quedado a gusto de tanto quejarme, el viaje a Málaga.

Casi no me entere del mismo. Tenia tanto sueño que me pase la mitad de las 3 horas de viaje dando cabezazos. Dormir era imposible ya que delante mía había conversación, pero al menos de tener los ojos cerrados se te va el picor mortal durante un rato.

Una vez en el aeropuerto, gracias a dios mi padre sabía que se iba a encontrar atascos por obras y se las apaño bastante bien. Tuvimos nuestro rato de conversación profunda y anécdotas internacionales después de facturar las maletas, aunque no creo que llegáramos a convencer a mi madre para que saliera del país alguna que otra vez.

El tiempo pasó rápidamente y toco ir a la puerta de embarque. Si tuviera que considerar este momento como el comienzo del viaje a Noruega, diría que fue un gran comienzo, quiero decir, no había visto tanta rubia natural junta en toda mi vida. Todas feísimas, por supuesto… en concreto había una que si me dicen que es una playmate de esas me lo habría creído automáticamente porque estaba… ejem. Fue un buen comienzo.

Misteriosamente, cuando subí al avión todo lo que vi fueron viejecitos/as y matrimonios con hijos. Con MUCHOS hijos. Y ninguno por encima de los 5 años. Y alguno que otro iba para tenor. O para porculero del barrio, según se mire.

Cuatro horas de viaje rodeado de la alegría de los niños… aunque la experiencia me sirvió para ver las diferencias básicas de comportamiento entre los noruegos y los españoles. La idea básica en España de tener niños consiste en soportarlos hasta que tengan la edad suficiente para que no quieran hablarte, pero los noruegos parecen sacados de las películas estas americanas pastelosas en las que las familias son felices y los pajaritos cantan y las nubes se levantan etc. etc. Vamos, que eso en vez de un avión era un jardín de infancia, porque a lo que no jugaran la docena de niños ahí presentes junto con los padres en plan atento y feliz con su cuarto hijo como si fuera el primero es que no lo habían inventado aun.

Para abstraerme un poco de la situación y con la idea en la cabeza de que dormir ahí iba a ser totalmente imposible, me puse a leerme la guía del estudiante de Bergen que debería haberme leído como uno o dos meses antes. Me dio para cosa de dos horas de lectura y un dolor de cabeza para otra hora.

Cuando por fin había medio aceptado las dificultades que encontré durante la semana de preparación (y el mes anterior) al viaje a Noruega, ahora tenía conocimiento además de todos los papeles que iba a tener que mover durante las dos primeras semanas en Noruega y el dinero que me iba a dejar en mi estancia aquí. En realidad solo fue una idea aproximada, ya que ahora mismo no soy capaz de nombrar ni cuatro palabras de las que leí en la dichosa guía, pero la idea básica decía “uuuuuuh que chungo!”.

Por lo menos me pude quitar las penas comiendo un bocata de chorizo que llevaba en la mochila. Que bonito es relajarse en un avión.